jueves, 19 de diciembre de 2013

ECONOMÍA ESPAÑOLA DURANTE Y TRAS LA GUERRA CIVIL (1936-1939)

-       BANDO REPUBLICANO:

Peseta republicana respaldada
 por el banco de Bilbao
La situación económica de la República al comenzar la guerra no era del todo idónea. Con los nuevos estatutos de autonomía aprobados para Cataluña y el País Vasco, se limitaba en cierto modo la autoridad republicana en materia económica, cosa que iría a peor con el desarrollo del conflicto. Simultáneamente existieron dos Bancos de España, de carácter privado, que emitieron moneda propia. En el caso republicano esta entidad se convirtió en el principal soporte para financiar la guerra, vendiendo sus reservas, principalmente a la Unión Soviética a cambio de armas (esta venta se conoce popularmente como el Oro de Moscú). La peseta republicana sufrió continuas devaluaciones, que provocó en 1939 la casi total pérdida de valor. A esto habría que sumarle la inflación galopante de la economía del Frente Popular. La situación era tan caótica que Cataluña e incluso varios ayuntamientos emitieron su propia moneda. La revolución que estalló en los primeros días de la guerra en el bando gubernamental afectó mucho a la economía. Por ejemplo se puede citar la gran problemática que existió en la recaudación de impuestos a las empresas. Varios impuestos como el de Contribución Territorial o el de Contribución de Utilidades dejaron de recaudarse desde el comienzo del conflicto. Pero donde más se notó la revolución, además de Cataluña, fue en el campo aragonés. Aquí se produjeron numerosas colectivizaciones de tierras y herramientas. Finalmente el experimento resultó un fracaso para la economía frente populista, produciéndose una gran bajada de la producción.( iniciativa acogida por la mayoría de las fuerzas obreras, salvo por el partido comunista) . Por último la convulsa situación social republicana, agravada por la revolución, hizo inviable las finanzas gubernamentales, fracasando una tras otra todas las medidas que se pusieron en marcha para sanear sus cuentas. El resultado final de este proceso de descomposición económica fue el colapso final del régimen en marzo de 1939.

-       BANDO NACIONAL:

   Peseta nacional de 1937
 La situación económica del bando nacional era muy diferente a la republicana. Los partidarios de Franco encontraron sin mucha dificultad numerosos créditos que ayudaron a financiar la guerra (entre ellos destaca Juan March, que poseía muchos contactos en bancos británicos, suizos e italianos). Así mismo, los rebeldes tuvieron la ayuda militar de Italia, Alemania y en menor medida de Portugal. La más decisiva fue la italiana por sus facilidades de pago, ya que el préstamo del régimen fascista de Mussolini se alargó mucho en el tiempo, lo que provocó una reducción considerable de la deuda, debido a la devaluación que sufrió la lira italiana con el final de la guerra mundial. Hablando ahora del Banco de España, el bando franquista reunió en Burgos a todas las subsedes que cayeron en su poder para obtener capital nacional y financiar así al Tesoro Nacional durante la guerra, de esta manera el Banco de España de Burgos se fue convirtiendo en una institución de peso en el ámbito internacional, superando en poco tiempo al Banco de España del bando republicano. En la recaudación de impuestos, el bando rebelde tuvo los mismos problemas que el bando republicano, debido a la situación de guerra. La única recaudación que se mantuvo correctamente fue la de los impuestos indirectos. Aunque en cierto modo la organización en el bando nacional fue mejor, ya que no tuvieron el problema de la revolución social y económica que sufrió la zona republicana. En el tema monetario, la actuación nacional fue muy agresiva, ya que constantemente se atacaba a la peseta republicana para provocar su hundimiento.  Aunque no llegaron a aplicar grandes medidas económicas reformistas, su éxito se basó en una gestión más eficaz de los recursos existentes, así como en conseguir una financiación adecuada con créditos de larga duración. Las medidas que se tomaron fueron encaminadas en una doble dirección: cancelación de todas las reformas republicanas, el mejor ejemplo es la devolución a sus propietarios de las tierras repartidas en la reforma agraria, e intervención del Estado en la economía siguiendo los principios de la ideología fascista. Así,  en 1937, se creó el Servicio Nacional del Trigo que pasó a controlar el abastecimiento de pan de la población.


EVOLUCIÓN ECONÓMICA DESDE 1939 A 1959. LA AUTARQUÍA FRANQUISTA:

En 1939, España era un país arruinado y la población pasaba mucha hambre. Los años de la posguerra marcaron una tremenda regresión en el terreno económico, ya que el hundimiento de la producción industrial (por falta de bienes de equipo, de materias primas y de energía) produjo que el sector primario, el agrícola, volviera a superar el 50% de la renta, dando un paso histórico hacia atrás. La solución que dio el régimen franquista estuvo marcada por el modelo creado en la Italia mussoliniana y consolidado en la Alemania de Hitler: la autarquía, una política económica basada en la búsqueda de la autosuficiencia económica y la intervención del estado, basado en un rígido control sobre la producción agrícola e industrial, los precios y los salarios. Por lo que se fijó los precios agrícolas y se obligó a los campesinos a entregar los excedentes de sus cosechas. Se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941 para controlar mejor la industria española. Se estableció un rígido control del comercio exterior y se crearon las cartillas de racionamiento (claramente insuficientes, suponiendo un aumento acelerado de la inflación). En un contexto de escasez e intervención estatal, el mercado negro y la corrupción generalizada se apoderaron de la economía del país. Esta situación se vio fuertemente agravada por la coyuntura internacional. A la segunda guerra mundial (1939-1945) le sucedió un período de aislamiento por la condena internacional del régimen de Franco como aliado del Eje.

El evidente fracaso del modelo autárquico por la baja producción agrícola y el escaso desarrollo de la industria, llevó a que desde los inicios de los años cincuenta se produjera un giro en la política económica mediante una serie de actuaciones para mejorarla, como son la construcción de pantanos para paliar la sequía, la concesión de créditos a las industrias, la construcción de centrales eléctricas y la liberalización parcial del comercio exterior, de los precios y de la circulación de mercancías. Además en 1952 se puso fin al racionamiento de alimentos. Estas medidas trajeron una cierta expansión económica, y finalmente, en 1954 se superó tras veinte años, la renta por habitante de 1935. Durante la guerra fría y el consiguiente cambio en la política internacional norteamericana propiciaron que desde 1951 comenzara a llegar ayuda económica norteamericana (centradas para el desarrollo industrial), aunque eran inferiores a la recibida por los
países beneficiarios del Plan Marshall. El incipiente desarrollo trajo, sin embargo, una fuerte inflación que propició un fuerte malestar social. La necesidad de reformas estructurales en la economía era evidente. Finalmente, Franco, permitió la entrada en el gobierno en 1957 de un grupo de tecnócratas del Opus Dei (que aunque eran integristas católicos, eran liberales en lo económico). Estos nuevos ministros diseñaron el giro definitivo en la política económica que daba lugar al fin de la autarquía: el Plan de Estabilización de 1959.


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